UNA PEQUEÑA APORTACIÓN DESDE MI HUMILDE EXPERIENCIA, SOBRE COMO SE PUEDEN INTENTAR SOLUCIONAR LOS PEQUEÑOS PROBLEMAS DIARIOS QUE SE PRODUCEN EN LAS ESCUELAS.
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miércoles, 29 de junio de 2016

La necesidad de parar para tomar aire.

Hay momentos en los que es necesario realizar una parada, coger aire mirar hacia atrás y volver a tomar  perspectiva. Es la misma sensación de cuando has logrado ascender a una montaña. Llegas muy cansado, pero las vistas que se obtienen gracias al esfuerzo realizado son reconfortantes. Tomas un poco de agua y miras hacia abajo, hacia el camino que as ascendido y te llenas de satisfacción.
Al día siguiente emprendes otra ascensión y así sucesivamente.
 Con los años, te vuelves más experimentado y eres capaz de vislumbrar el mejor camino y el más fácil de seguir, consigues optimizar esfuerzos, pero paralelamente tu cuerpo necesita periodos de descanso más prolongado.
Esto mismo pasa cuando ejerces una labor directiva en un colegio. Llega un momento en el que tu cuerpo, tu mente y tu vocación de maestro te piden un poco de relax. Y ese descanso creo que es mejor si es total, si consigues estar un periodo de tiempo, aunque sea pequeño, sin tener tu mente ocupada en cosas de escuela. Estoy convencido que a la vuelta, con las pilas descansadas y cargadas, uno es capaz de volver a dar el 100% de sí mismo.
Por eso, creo que no es solo el momento de dejar la Jefatura de Estudios del colegio, también necesito apartar mi mente por unos días de cualquier problemática educativa, y por lo tanto, voy a tomarme un descanso, durante el verano, y no voy a compartir mis reflexiones desde aquí. Espero retomar en septiembre esta labor.  A mí me sirve para aclarar mis ideas y los feed-backs que recibo amplían mi visión del mundo educativo, personalmente es muy enriquecedor y lo recomiendo.
La verdad es que aunque esté cansado, las vistas que se ven desde esta montaña son motivadoras y ayudan a seguir adelante, aunque ahora mismo, mi cuerpo me pide una jornada de descanso. Hasta septiembre.



lunes, 27 de junio de 2016

LUKE SKYWALKER Y MIGUEL STROGOFF

Estamos en vacaciones, muchos maestros/as, en las recomendaciones que  han dado para el verano, han incluido leer algún libro, incluso algunos han dado los títulos recomendados para poder adquirir y disfrutar.
Fantástica decisión si se ha optado por ella, pocas cosas más enriquecedoras que un libro para desarrollar la imaginación, para despertar el interés por aprender y para, porque no decirlo, trabajar y desarrollar la competencia lingüística.
Recuerdo con emoción los libros de Julio Verne que leí en mis veranos de los cursos finales de EGB. Me encantó Miguel Strogoff, o Veinte mil leguas de viaje submarino, creo que es un recurso que no se debe ni se puede perder.
Pero han pasado ya muchos años, qué mayor me hago, y la sociedad circula por diferentes espacios de comunicación. En aquella época si querías ver una película era necesario acudir al cine, o tener suerte con la programación de la televisión, había dos canales que desconectaban su emisión al mediodía. La información solamente podía conseguirse desde la prensa escrita o la radio.
Hoy disponemos de cientos de canales de televisión temáticos y generalistas con una oferta apabullante. Tenemos al alcance cualquier información  a través de internet, y desde la red esa información suele venir a través de canales de comunicación visuales. Si comparamos las posibilidades tecnológicas actuales con las de mi época de infancia la conclusión es que vivimos en un mundo y una sociedad bastante diferentes.
Sin embargo, la escuela no se ha adaptado a esta realidad, las tareas de refuerzo que los docentes indican para el verano son las mismas que hacer treinta y cinco años. No digo que no haya que leer libros, nada más lejos de la realidad, pero quizá sería interesante, recomendar el visionado de algunas películas también. Ofertar algunos títulos que fuesen interesantes en la formación y en la educación competencial de los niños/as, al igual que se hace con los libros. Indudablemente los alumnos/as van a tener contacto con el cine durante el verano, y no poco, no sería mala idea pues guiarles  en la elección de  algunas de las películas que pudiesen ver. Sería bueno tanto para la mejora de su competencia lingüística como para la social y ciudadana. Además estoy seguro que les resultaría motivante, incluso después, se puede utilizar como elemento motivador para iniciarse en la lectura.   Muchos de los títulos que pueden verse están al alcance de todos desde plataformas como "youtube" de forma gratuita con una conexión decente a internet.
Miguel Strogoff es un clásico, pero también lo es La Guerra de las Galaxias, y tan inculto puede ser quien no conoce a Strogoff como quien ignora quién es Luke Skywalker. Si queremos educar para mejorar la sociedad, deberemos adaptarnos desde la escuela al mundo en el que viven los niños/as.


jueves, 23 de junio de 2016

SE NECESITA UNA REFORMA EN PROFUNDIDAD DEL SERVICIO DE INSPECCIÓN

Ha sido un curso lleno de circunstancias especiales, desde la Orden de tiempos escolares a la adecuación de la legislación LOMCE, con  problemas de organización escolar y de convivencia. Un curso muy ajetreado sin lugar a dudas. Son momentos en los que te sientes extenuado, exprimido y con ganas de que acabe para poder relajar la mente y el espíritu. Son días de tensión, la propia del momento y la acumulada.
A pesar de toda la vorágine, ayer me concedí un momento para la reflexión. Hice un repaso de todo lo que llevamos de año académico y me percaté que hemos tenido un montón de conversaciones con nuestro inspector de referencia. Aprovecho para darle las gracias públicamente, siempre ha estado dispuesto a darnos consejo y a orientar nuestras acciones para evitarnos posteriores problemas. Nos ha atendido y consolado cuando lo hemos necesitado y nos ha servido de sostén en los momentos difíciles. Sin embargo repasando todas las consultas que le hemos tenido que realizar, me percaté de que ninguna era por temas puramente pedagógicos. Todas tenían un aspecto administrativo o de problemas de convivencia, relativas principalmente  a problemas con algunos padres y madres. Además tenemos que añadir las visitas de control de documentos oficiales, donde ha acudido con unas plantillas que debía rellenar para comprobar el cumplimiento  de los mismos, para rellenar las estadísticas oficiales.
No tiene mucho sentido tener un cuerpo de especialistas pedagógicos, que deberían centrarse en la mejora de la labor educativa y plantear y proponer medidas innovadoras para la mejora de la misma desde la realidad particular de los centros, para al final,  tenerlo  rellenando cuestionarios administrativos.
A lo mejor sería conveniente dividir las labores que desarrollan y deberían desarrollar en dos cuerpos distintos. Por un lado el control de calidad que supone una buena labor administrativa, una  buena gestión de los recursos humanos y materiales, para la que no es estrictamente necesario ser un especialista docente. Es más quizá el perfil idóneo es otro bastante distinto. Aquí se necesitaría a alguien especializado en gestión,  o en control y calidad.
Y por otro lado un segundo cuerpo, en el que  sí que sería necesaria una labor de asesoramiento de la práctica docente, y es aquí donde deberían centrarse los actuales inspectores. Acudirían  a los centros a realizar análisis preliminares y aconsejar  sobre las necesidades de formación reales de los colegios. Podrían acceder a la práctica diaria de los docentes y realizar evaluaciones, no fiscalizadoras sino como elementos de mejora de la práctica diaria. Hacer en suma de maestros/as y profesores/as que es lo que realmente son. Podría además conocerse realmente y con profundidad   la realidad de nuestro sistema educativo y plantear propuestas de mejora reales y no quiméricas. Se podrían dedicar a dar difusión a todas las buenas prácticas docentes y no tan solo a las que se presentan a los premios o disponen de alguien que las promocione. En fin se tendría una verdadera evaluación de todo el sistema y no una parodia que se fija solo en las cifras que se quieren mostrar. Tendríamos más eficacia y a la larga mayor satisfacción. No tendríamos que escondernos puesto que a quien te va ayudar sales a buscarle. Lástima tener que escribir los últimos párrafos en condicional y no hacerlo en presente o futuro.


lunes, 20 de junio de 2016

¿PERO, NO HABÍA QUE EVALUAR POR COMPETENCIAS?

En todos los aspectos de la vida hay que tener muy claro hacia donde queremos avanzar, si no partimos con esta premisa clara iremos dando tumbos y realizando esfuerzos que a la larga serán baldíos. No hay nada que desanime más que los esfuerzos sin consecuencia beneficiosa, sobre todo si dependen de la ocurrencia o el estado de ánimo de un tercero.
En el sector educativo estamos más que hartos de estos vaivenes, el desánimo está bastante generalizado y hemos llegado al peligroso punto donde la frase "yo lo hago como siempre, ya que total, lo volverán a cambiar", es cierta.
Cuando se tiene convicción en emprender un nuevo camino, se cree que es mejor que el que se ha estado siguiendo y que va a resultar beneficioso para los que caminan por él, se debe hacer con las alternativas bien estudiadas y teniendo muy en cuenta los cruces que nos vamos a encontrar conforme vayamos avanzando, para no errar en exceso  ante las disyuntivas que van a ir apareciendo.
No hay problema si nos equivocamos de camino alguna vez, somos inexpertos en esta  trayectoria, pero debemos estar preparados/as para darnos cuenta rápidamente de nuestro error y retomar la senda adecuada. Por eso mismo es imprescindible saber donde está nuestra meta, tener muy claros los objetivos finales, para poder reorientarnos si nos perdemos en un momento dado.
Se nos está diciendo que el futuro de la evaluación y del trabajo en los centros es conseguir que los alumnos/as sean más competentes y puedan enfrentarse mejor a las dificultades con las que van a encontrarse en el futuro, tanto en su trayectoria académica como en su devenir diario.
Por ello las programaciones van enfocadas ahora desde el trabajo para adquirir unos  estándares que nos ayudan a lograrlo.
Así también evaluamos a los niños/as en el grado de adquisición de esas competencias, de forma que las familias sean conocedoras del momento de desarrollo escolar de sus hijos/as a la vez que les damos nuestra opinión profesional sobre su actual capacidad competencial.
De toda esta reflexión y esta tendencia, que por cierto a mí me parece más que razonable, surge el doble boletín de notas donde evaluamos y calificamos a los alumnos/as por áreas y por competencias. Creo que duplicar las calificaciones no tiene mucho sentido, deberíamos centrarnos en el competencial e ir abandonando poco a poco el de área como elemento residual, solo entendible como un elemento transicional para facilitar el ajuste de las familias a la nueva tendencia.
Desde el curso pasado la decisión de la promoción o no de los niños/as viene marcada por la calificación que obtienen en el apartado competencial. Tiene sentido, además de ser una calificación que depende de todos los docentes, expresa mejor las necesidades educativas que tienen los niños/as para permanecer un año más en el curso. Sin embargo a la hora de rellenar el expediente mediante la aplicación informática, nos requiere que marquemos las áreas que no se han superado en el caso de que haya habido promoción sin superar todos los objetivos. !LAS ÁREAS Y NO LAS COMPETENCIAS¡ No lo entiendo.
No tiene ningún sentido, si lo que importa son las competencias adquiridas y el momento competencial en el que se encuentra el niño/a, no debería pasar nada si no superase alguna de las áreas por el motivo que fuese. Si es competente lo es y, en todo caso, deberíamos marcar en los expedientes con promoción y objetivos pendientes las competencias en las que todavía no es competente, valga la redundancia. Lo otro es querer y no poder, apostar por algo pero con miedo a equivocarse, da imagen de poco convencimiento en lo que se propone. Es ir por un camino, sin tener claro donde queremos llegar, nos vamos a perder con toda seguridad.




jueves, 16 de junio de 2016

LA LABOR ADMINISTRATIVA DE UN MAESTRO/A ES IMPORTANTE Y DEBE SER VALORADA POR LOS DOCENTES.

Con el final de curso llega un momento temido por casi todos los maestros/as, el de rellenar toda la documentación administrativa, que no es poca en un centro educativo. La imagen que tiene la sociedad de la labor de los maestros/a, es la de unas personas que utilizan un libro de texto, con la guía del maestro para facilitar las cosas,  y que mandan unos deberes para casa, ponen unos exámenes y los corrigen con la plantilla que proporciona la editorial de turno. De ahí la creencia general de que cualquiera puede ser maestro, y el mito de las vacaciones se acrecienta y no se nos nombra salvo para hablar de las mismas.
La realidad es otra muy diferente, la labor del maestro ha de ser algo meditado, programado contemplando la individualización de todos y cada uno de los alumnos/as, y sobre todo evaluado para poder realizar los cambios necesarios para la mejora de todo este proceso,  ya hemos hablado muy extensamente en entradas anteriores. Pero también hay que dejar constancia de todo el desarrollo del trabajo para que pueda ser aplicado, continuado y mejorado por los docentes que en el futuro se encargaran de acompañar el camino educativo de los niños/as que hasta ahora están a tu lado. Por eso toda la documentación pedagógica debe estar bien elaborada, debe tener muy claro cual es el fin que se pretende a la hora de ser escrita  y no puede convertirse en un mero paripé que realizamos para cubrir el expediente si nos es requerida en algún momento por el servicio de inspección educativa.
Pero luego está la tramitación del expediente personal del alumno/a y la documentación oficial. Muchos padres y madres piensan que lo único que se debe rellenar es el boletín de notas que se les entrega al final de curso. Estamos hablando de documentación oficial, que va a tener importancia a lo largo de toda la vida académica del niño/a, no es una cuestión baladí. Se debe poner mucha atención para no cometer ningún error, y debe quedar reflejada hasta la mínima incidencia que pueda ser de valor en el futuro escolar del alumno/a. Hay multitud de informes y anexos a rellenar, es cierto que en los últimos años las aplicaciones informáticas de gestión que han puesto  a disposición de los docentes las diferentes administraciones educativas facilitan la tarea si eres un usuario medianamente avezado en el tema, pero no siempre están actualizadas con tiempo para registrar los valores requeridos por dicha Administración, un debe que no ayuda precisamente en la motivación para este trabajo.
Es cierto también que algunos maestros/as no ven esta parte de su labor como algo propio de su profesión y están muy equivocados, es muy importante realizar registros de la evolución académica de los alumnos/as de forma precisa y coherente y es necesario hacerlo bien, puesto que en algunos casos las futuras medidas de refuerzo y apoyo que puedan recibir, vienen marcadas y mediatizadas por lo que se haya valorado en la documentación personal.  Además no hacen ningún favor a la consideración que tiene la sociedad del cuerpo de maestros el no darle importancia, considerándolo una labor añadida e impropia de los docentes. Así, los comentarios del tipo "con lo que tengo que corregir, tener que dedicarme a los papeles..." no nos ayudan a elevar nuestro reconocimiento social.
Todos debemos poner de nuestra parte, los docentes valorando y realizando con profesionalidad estas tareas que son propias de nuestra profesión, no podemos olvidalo, y la Administración facilitando la misma, sin duplicar la petición de los datos, optimizando la documentación y actualizando a tiempo las aplicaciones informáticas. A veces rellenamos documentos propios del XIX y estamos en el XXI, es una cuestión a revisar y valorar, pero aún así,  no nos exime de  realizar con diligencia la parte administrativa de nuestro trabajo, cuando lo hacemos no estamos fuera de lugar como si fuésemos pájaros sentados en la terraza de un bar, estamos siendo docentes en una labor de docentes.